Ana Bolena nació hacia 1507,en Rochford Hall. Era hija de sir Thomas Boleyn. Buena parte de su infancia transcurrió en Francia, en la refinada corte del rey Francisco I, donde recibió una esmerada educación.
A su regreso a Inglaterra en 1522, ocupó el lugar que le correspondía en la corte como dama de la reina Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII.
Ana había aparecido en la corte inglesa cuando en ella se debatía el grave problema de la sucesión al trono. Catalina de Aragón había tenido dos hijos varones, que nacieron muertos, y una niña, María. Pero Enrique VIII necesitaba a toda costa un hijo varón para dar continuidad a su dinastía. El heredero se convirtió en una auténtica obsesión para el monarca.
En 1527, cuando Catalina tenía 44 años, Enrique solicitó formalmente al papado la anulación de su matrimonio, argumentando para ello el hecho de que la reina era la viuda de su hermano Arturo. Ya en este momento el monarca había comenzado una apasionada relación con Ana Bolena. Dos años después, el papa Clemente VII se negó a conceder el divorcio, en gran medida a causa a las presiones del rey de España y emperador de Alemania, Carlos V, sobrino de Catalina de Aragón.
La negativa papal hacía imposible un matrimonio ulterior de Enrique y, por lo tanto, descartaba la posibilidad de tener
herederos varones con derechos legítimos al trono. Ello precipitó la crisis política entre Inglaterra y Roma, que culminó con la separación oficial de la Iglesia nacional inglesa de la jurisdicción papal y con la constitución de un nuevo culto, el anglicano, influido por la Reforma luterana.
El 25 de enero de 1533, Enrique se casó secretamente con Ana Bolena, quien posiblemente estaba encinta. En abril, con la sanción de la nueva iglesia, de la que el propio rey se había erigido en cabeza, el recién nombrado arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declaró la nulidad de pleno derecho del matrimonio con Catalina de Aragón. El día de Pentecostés de ese mismo año, Ana Bolena fue solemnemente coronada en la abadía de Westminster. En septiembre, la reina dio a luz a una niña, a la que se llamó Isabel (futura Isabel I).
En los años siguientes, el rey esperó con creciente impaciencia el nacimiento de un varón, al tiempo que perdía interés por su esposa. En 1534, Ana tuvo un aborto y, en enero de 1536, dio por fin a luz a un niño que, sin embargo, murió a las pocas horas, lo que significó su definitiva caída en desgracia.
En mayo de ese año, Enrique hizo explícito su rechazo a la
reina abandonándola en el transcurso de un torneo en Greenwich. La crónica
galante afirma que el monarca sucumbió a
un ataque de celos cuando la reina entregó su premio a uno de los caballeros
concursantes. Al día siguiente, Ana fue arrestada por orden del rey y encerrada
en la Torre de Londres. Los cargos contra ella consistieron en una lista de
acusaciones de adulterio con cinco hombres de la corte, incluido su propio
hermano, lord Rochford.
Ana fue juzgada por una corte de pares de la que formaba parte su propio padre y unánimemente condenada. Tras permanecer diecisiete días encarcelada, murió decapitada en la Torre de Londres el 19 de mayo de 1536. Según los testimonios contemporáneos, su comportamiento fue digno y calmo incluso en el patíbulo, a fin de preservar de la cólera regia a su hija Isabel.
Nunca se ha probado documentalmente la culpabilidad de Ana
Bolena en los cargos que la llevaron a la muerte. Casi con toda probabilidad,
la reina fue víctima de un complot urdido para eliminarla del trono cuando
quedaron en evidencia sus escasas posibilidades de tener hijos varones. El
deseo del rey de casarse con su nueva amante, lady Jane Seymour, intervinieron
también en la caída de Ana. El 30 de mayo de 1536, Enrique VIII contrajo
matrimonio con Jane Seymour, que moriría dos años después al dar a luz al
príncipe Eduardo.
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